
CIUDAD DE MÉXICO, 1 de julio.- Gustan las medidas para regularizar a los migrantes ilegales en el proyecto de reforma migratoria que se discute en el Congreso de Estados Unidos, pero hay puntos de vista encontrados sobre si vale la pena o no esa regularización a cambio de mayores controles fronterizos.
El tema migratorio es percibido como el asunto más importante de la relación entre México y la Unión Americana y se cree que el gobierno mexicano no hace lo suficiente para resolver el problema de los connacionales indocumentados, según se concluye de la más reciente encuesta telefónica nacional BGC-Excélsior sobre este tema.
La población con teléfono en su vivienda está bastante enterada de que en el Congreso de Estados Unidos se discute una reforma migratoria para regularizar a los indocumentados en aquella nación (73%) y que, al mismo tiempo, también se proponen mayores controles en la frontera con nuestro país, especialmente extender el muro.
El hecho de que se esté condicionando la regularización de migrantes ilegales al reforzamiento fronterizo divide opiniones sobre su conveniencia. Para 51% de los consultados vale mucho o bastante la pena una reforma condicionada a esos controles, en tanto que 45% cree que vale poco o nada la pena (gráfico 1).
La actitud del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, al aceptar tanto la regularización de migrantes como el reforzamiento fronterizo, es vista como el reflejo de que coincide con la postura de los sectores conservadores estadunidenses (gráfico 2) que quieren cerrar el paso a los migrantes en la zona limítrofe (49%).
Las principales medidas incluidas en la reforma migratoria que se debate en la unión Americana son aprobadas por la población mexicana, en especial que a los migrantes provisionales se les permita obtener licencia de manejo y permisos para salir del territorio de Estados Unidos, que después de diez años como inmigrante provisional se pueda pedir la residencia permanente y que tras otros tres años se pueda tramitar la ciudadanía de ese país (gráfico 3).
Asimismo, el reforzamiento de los controles en la frontera como contraparte a la regularización de los indocumentados se considera un derecho que tiene Estados Unidos para regular la entrada y salida de extranjeros (65%). Incluso, se cree que México debe respetar esa decisión (58%). Sin embargo, se siente que esta política fronteriza dista de ser un ejemplo de buena vecindad.
En efecto (gráfico 4), la decisión de ampliar el muro fronterizo se considera una medida que pone en entredicho las intenciones de estrechar las relaciones entre ambos países (48%).
Sobre la postura del gobierno mexicano ante la reforma migratoria y los controles fronterizos que se proponen, se piensa que la administración del presidente Enrique Peña Nieto no está haciendo lo suficiente para resolver el problema de los indocumentados en la Unión Americana (63%); creencia que también prevaleció sobre las administraciones de Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa (gráfico 5).
La reforma migratoria es un tema relevante para los mexicanos (gráfico 6), pues la cuestión de los indocumentados sigue siendo con mucho el problema más percibido que tiene México con Estados Unidos (56%).
Predomina la impresión de que el trato actual de las autoridades norteamericanas a los indocumentados mexicanos es igual que siempre (51%), lo cual contrasta con la percepción de empeoramiento que tendió a prevalecer durante el sexenio pasado (gráfico 7).
Tras mencionarle a los entrevistados la versión de que ha disminuido el flujo de indocumentados mexicanos hacia Estados Unidos, se concuerda más con la idea de que eso se ha de deber a los controles más estrictos que ha impuesto Estados Unidos en la frontera con nuestro país, (61%) más que a la menor oferta de empleos causado por la mala situación económica de ese país o a la presunta mejoría del nivel de vida en México.








