
WASHINGTON, 10 de julio.- Los principales líderes republicanos de la Cámara de Representantes de EU se comprometieron, durante una reunión a puerta cerrada, a trabajar en su propia versión de una reforma migratoria para no debilitar al partido, en medio de presiones de la Casa Blanca y activistas pro-inmigrantes.
Según trascendió de la reunión de más de dos horas en el sótano del Capitolio, el presidente de la Cámara baja, John Boehner, y el legislador republicano por Wisconsin Paul Ryan advirtieron a sus correligionarios que su partido debe actuar sobre la reforma para impedir su debilitamiento político.
La Reforma Migratoria daría la ciudadanía a 11 millones de indocumentados.
Pero Boehner reiteró su conocida postura de que la reforma tendrá que contar con el respaldo de la mayoría de los republicanos de la Cámara baja para que salga a flote, elevando así el listón para una de las principales prioridades del Gobierno de Barack Obama.
Según el legislador republicano por Oklahoma Tom Cole, Boehner advirtió que los republicanos estarían "en una posición más debilitada" si no actúan sobre la reforma.
Sin embargo, la reunión no estableció un cronograma para un voto y lo más probable es que la Cámara de Representantes espere hasta después del receso legislativo de agosto, según algunos de los presentes.
Los republicanos insisten en condicionar la legalización a un reforzamiento de la seguridad fronteriza, pero el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo hoy que quienes exigen eso no son "serios" con respecto a este asunto.
Entretanto, más de un centenar de estudiantes indocumentados, conocidos como "Dreamers", participaron en un simulacro de ceremonia de ciudadanía frente al Capitolio para exigir su eventual legalización y naturalización.
Mientras, el presidente Barack Obama analizó en privado con los líderes demócratas hispanos del Congreso el futuro rumbo del plan reformista, y estos vaticinaron su aprobación.
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