
CIUDAD DE MÉXICO, 7 de agosto.- Es conocido como el Robo del Siglo y a 50 años de ocurrido el asalto al tren de correos que viajaba de Glasgow a Londres, Reino Unido, las escenas siguen intactas en la memoria de quienes fueron testigos del torbellino mediático que provocó a nivel mundial.
Y es que ese delito, que fue cometido el 8 de agosto de 1963 e inspiró miles de historias en la prensa, libros y el cine, tiene todos los elementos de una película de acción: 15 ladrones, un elaborado plan de robo, un monto enorme de dinero sustraído, ni un solo disparo y un posible inocente que murió tras las rejas.
El Royal Mail Train estaba conformado por 12 vagones y que tenía la enmienda de transportar una entrega especial de casi 2.6 millones de libras (equivalentes a 66.04 millones de dólares hoy en día).
Se convirtió en el objetivo de un grupo de hombres que escuchó hablar de la logística interna del tren de correos y la cantidad de dinero que trasladaba.
El hombre, que meses atrás les habría dado el dato y que permanece en el anonimato, aseguraba tener familiares en la Oficina General de Correos (GPO, por sus siglas en inglés).
Durante una entrevista con el periódico británico The Guardian en 2008, Bruce Reynolds, uno de los participantes más famosos del asalto (fallecido en febrero pasado) afirmó que ese delito fue su obra maestra: “todos tienen un punto de referencia y para nosotros ese punto era el robo del edificio Brink en Boston en 1950, que fue el robo más grande en Estados Unidos en aquel tiempo. Queríamos hacer algo tan espectacular como eso”.
Las ambiciones de Reynolds y su pandilla se materializaron cuando esa madrugada de agosto el tren se detuvo ante un semáforo en rojo en un lugar conocido como el Cruce de Sears, que previamente había sido manipulado por los asaltantes, quienes abordaron el tren y sometieron a la tripulación para traspasaruna cadena humana entre los ladrones.
El atraco ocurrió sin disparar una sola bala puesto que los miembros del servicio postal fueron golpeados con macanas o intimidados inmediatamente.
El conductor del ferrocarril, Jack Mills, resultó gravemente herido, debido a que uno de los criminales lo golpeó severamente cuando se negó a dirigir el tren hasta el punto donde se llevaría a cabo la descarga del dinero. Los fuertes golpes propinados a Mills le provocaron severos traumatismos que lo incapacitaron para seguir prestando sus servicios y siete años más tarde la muerte.
Todo salió muy bien. El único problema fue el hecho de que Mills fuera golpeado”, afirmó Reynolds, arrepentido, aunque orgulloso del asalto al que llamó su “Capilla Sixtina”.
Una vez que aseguraron 121 sacos de dinero, los 15 hombres (algunos relatos dicen que fueron 16) se trasladaron 27 kilómetros lejos de la escena del crimen y se instalaron en una granja en donde se repartieronel dinero por partes iguales.
Pocos días después, miembros de Scotland Yard iniciaron una exhaustiva investigación para dar con los autores del delito que no fue desentrañado hasta que un granjero del campo cercano en donde se escondían los ladrones dio aviso a las autoridades de la presencia de los sospechosos.
Aunque la casa estaba deshabitada cuando las fuerzas del orden arribaron, no tardaron mucho en hacer las primeras detenciones gracias a las evidencias encontradas en la granja: huellas digitales en platos sucios y un juego de Monopoly que los ladrones jugaron con billetes reales.
El primer miembro de la banda en ser capturado fue Roger Cordrey junto con su amigo William Boal, quien le dio refugio en un cuarto que rentaban. Respecto de la participación de Boal en el atraco existen muchas dudas, algunos afirman que la protección que prestó a Cordrey era desinteresada; sin embargo, las autoridades lo encontraron culpable y fue condenado a prisión por 24 años; murió en 1970.
Otro de los implicados en el robo fue Ronald Biggs, quien logró burlar a la justicia británica: Fue aprehendido cuando tenía 28 años y condenado a 30 años de prisión, pero 15 meses más tarde se fugó de la penitenciaría de Wandsworth para huir a París y cuatro años después a Río de Janeiro. En 2001 Biggs regresó a Reino Unido en donde cumplió ocho años de sentencia, aunque fue liberado por razones humanitarias, debido a su avanzada edad y un delicado estado de salud.
Los 14 criminales restantes cumplieron penas de entre cuatro y 16 años de prisión, incluso algunos de ellos nunca pudieron ser identificados, no obstante, el Robo del Siglo sigue presente en la mente de espectadores británicos y en otras partes del mundo.
Fg





