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PGJDF proporciona tratamiento a niños violentados

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CIUDAD DE MÉXICO, 22 de diciembre.- Aproximadamente entre 25 y 45 niños de entre cero y 12 años de edad son reintegrados a su familia o canalizados con un familiar alterno o a una institución de asistencia pública o privada, tras haber sido víctimas de un delito por parte de algún adulto.

Es la Agencia 59 Especializada en Niñas, Niños y Adolescentes de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) la encargada de atender los casos de estos menores de edad cuyos casos, en su mayoría, están relacionados con violencia familiar, retención, sustracción, omisión de cuidados y delitos de carácter sexual, explica la fiscal Margarita Maguey.

En algunos casos los menores son enviados al Centro de Estancia Transitoria de la PGJDF que tiene capacidad para albergar a 80 niñas y niños, “en promedio, diariamente, atendemos entre 70 y 75, pero la población permanente o promedio es de 65 o 70”, detalló su directora María Elena Martínez Guerrero.

El primer paso para llegar ahí es iniciar una averiguación previa con los hechos que narre el denunciante ante el Ministerio Público.

Desde ese momento se cuenta con un plazo de 24 horas para que declare la víctima, siempre y cuando esté en condiciones óptimas, en horarios adecuados y sin signos de cansancio.

En ese punto interviene el área de Trabajo Social que revisa el entorno del niño; luego el perito sicólogo dictamina si ha sido víctima de algún delito por parte de un familiar u otra persona externa. Si es el primer caso, el pequeño es retirado de su casa.

“Si no tiene un familiar, o si los familiares viven en el mismo domicilio, el niño pasa al CET (Centro de Estancia Transitoria) antes de los 12 años; o bien a otra institución de asistencia privada o pública hasta que se determine su averiguación previa”, afirma Margarita Maguey.

“Este Centro de Estancia Transitoria alberga a niños y niñas de cero a 12 años de edad, todos ellos relacionados con una averiguación previa por diversos delitos, como víctimas de delito, pueden ser lesiones, abuso sexual, violación, trata de personas, tráfico de niños y niñas, omisión de cuidados”, explicó María Elena Martínez.

Agregó que “este espacio es temporal en tanto que puedan determinar si se integran con familia o si se tienen que mandar a una institución de larga estancia. Entonces ingresan aquí y se les asigna una sicóloga, una trabajadora social que se hará cargo de su caso, de darle seguimiento y de que haya una atención terapéutica y  una revisión médica puntual”.

Para cada uno de los niños que ingresan al Centro de Estancia Transitoria de la PGJDF se diseña un plan de trabajo médico, nutricional, sicológico, educativo y de trabajo social, además son enviados a la escuela.

Canalización indefinida

Como su nombre lo dice, la permanencia de los niños en el Centro de Estancia Transitoria de la PGJDF es de carácter temporal.

Los menores víctimas deben ser reintegrados al núcloo familiar en el mejor de los casos o a una institución de estancia permanente.

La fiscal para la Atención de Niñas, Niños y Adolescentes, Margarita Maguey Neria, explica que este trabajo es complicado ya que no existe una institución que reciba a todos los niños sino que cada una tiene un perfil específico y a veces están saturadas.

Sólo hay tres instituciones que reciben a niños varones de 12 a 18 años de edad, mientras que otras tantas reciben a niños pero sólo de cero y hasta seis años.

“Tenemos una institución de asistencia privada que es Hogar y Futuro, pero nos recibe niños y niñas hasta los seis años. Casa de las Mercedes es igual, Institución de Asistencia Privada nos recibe únicamente a niñas, hasta antes de los 18. Tenemos una casa para discapacitados”, explicó la fiscal.

Por si fuera poco el DIF nacional sólo recibe niñas y adolescentes mujeres por el momento ya que, desde hace tres años, cerraron el albergue en donde recibían a los varones.

Algunas casas no reciben menores de edad víctimas de abuso sexual, alteran a la demás población que tienen bajo su cuidado.

“Yo creo que debe haber una institución de asistencia general sin que tengan que tener algún perfil, donde el único perfil que deban de tener es que sean víctimas y con eso recibir a los niños”, puntualizó la Fiscal, Margarita Maguey.

Motivan a denunciar

Para el caso de menores de edad víctimas de delitos es vital la denuncia ciudadana ya que en la mayoría de los casos ellos no pueden defenderse.

En promedio, a la semana llegan a la PGJDF dos casos de niñas y niños víctimas de delitos sexuales, pero también llegan decenas de niños extraviados.

“Lo que llama mucho la atención es que a veces los niños se pierden o se salen de su casa y los niños tienen  aquí tres, cuatro días y no vienen. Es una cosa desesperante que los padres sean tan omisos en esta circunstancia”, comentó Margarita Maguey.

La fiscal para la Atención de Niñas, Niños y Adolescentes pide a la ciudadanía que denuncie cualquier situación anómala con respecto de niñas, niños y adolescentes.

“Pueden ser anónimas y nosotros en ese momento nos trasladamos con Trabajo Social, con Policía de Investigación para visitar el lugar donde nos están informando que está siendo maltradao un niño”, agregó.

Margarita Maguey recomiendo comunicarse directamente a los números telefónicos 5346-6121 y 5346-8694. Comenta que ahí se reciben todas las denuncias, con carácter anónimo y vía telefónica o por correo electrónico a la dirección de la Procuraduría.

Fiestas navideñas

Todos los niños que permanecen en el Centro de Estancia Transitoria de la PGJDF redactan su carta a Santaclós y Reyes Magos las cuales les son entregadas en persona.

Cada año estos personajes les contestan las cartas y les entregan sus regalos aunque no siempre pueden traer lo que enviaron en sus
cartas.

“Piden por ejemplo otro uniforme o piden tenis, algunos les gusta pedir playeras de futbol de sus equipos favoritos. Piden desde vestidos de princesa, hubo una niña que pedía su vestido para cuando cumpliera 15 años y tenía 11, ella ya quería tener su vestido para su festejo”, explicó la directora de la estancia, María Elena Martínez.

El caso contrario es el de la Agencia 59 a donde no llegan ni Santa ni los Reyes, “no tenemos ese presupuesto si nos quieren apoyar estaríamos muy agradecidos, indica la fiscal Margarita Maguey.

Ambos lugares reciben ropa o tenis en donación, no necesariamente nueva, pero sí en buen estado. El Centro de Estancia Transitoria se encuentra en General Gabriel Hernández #56, colonia Doctores, delegación Cuauhtémoc.

Usaron en ritos a niño de dos años de edad

La espalda y la cabeza de Carlos de dos años de edad está llena de cicatrices en forma de una cruz invertida. Sus padres realizaban “ritos satánicos” y usaban el cuerpo de su hijo como un conducto para comunicarse.

“La tía vino a poner en conocimiento de que el niño había sido violentado por los papás en ritos satánicos. El niño tiene dos años de edad y, efectivamente, venía muy marcado en la espalda por los ritos que decía la tía que le habían hecho.

“En la espalda y en la cabeza tenía como marcado cruces fuertes”, explicó la Fiscal para la Atención de Niñas, Niños y Adolescentes de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, Margarita Maguey Neria.

Los padres escaparon de su casa en la delegación Gustavo A. Madero cuando se enteraron que su hijo estaba en manos de las autoridades pero la fiscal, Margarita Maguey, informó que los agresores fueron detenidos posteriormente.

“Ejercitamos la acción penal por el delito de violencia familiar y por las lesiones que presentaba, fue sin detenido porque no los encontrábamos en un principio, los hechos se conocieron sin flagrancia, fue en Gustavo A. Madero”, relató la fiscal.

Margarita Maguey explica que Carlos no hablaba “creo que la situación que vivió hacía que nada más saltara los ojitos, no emitía mucho sonido, nada más se veían todas las cicatrices que le habían hecho”, precisó.

Actualmente, los padres están sometidos a proceso penal por el delito de violencia familiar y, a dos meses del hecho, Carlos vive con su abuela materna.

Existen finales felices

Hace cuatro años la fotografía de un niño casi desnudo, amarrado dentro de una cisterna en una casa de la zona boscosa de la delegación Tlalpan conmovió a la opinión pública. Azucena, de cuatro años de edad, y Alfonso, de seis, fueron objeto de tortura por parte de su tía abuela Lorenza Sánchez Maximino, su hija Yazmín Hernández Sánchez y el esposo de ésta ultima, Antonio Pérez Madrid.

Así recuerda a los dos menores María Elena Martínez Guerrero, directora del Centro de Estancia Transitoria de la PGJDF.

“Ellos fueron brutalmente lastimados, golpeados, quemados y todo el tiempo que estuvieron aquí igual recibieron atención terapéutica fuerte, se logr        ó sanear muy muy bien, la niña tuvo una evolución increíble con un espíritu abierto y ganas de vivir”.

La madre de los niños tenía problemas de adicciones y los abandonó. Su padre hizo lo mismo después y murió por lo que la tía los cuidaba.

Los niños estaban severamente desnutridos, golepados y con quemaduras muy graves. Los quemaron con una plancha por buscar comida en la basura cuando tenían hambre. Su historia tuvo un final feliz.

“Después logramos reintegrarlos a una institución también, pero es una institución de la iniciativa privada que tiene un proyecto de vida, para que puedan vivir con otros niños pero en pequeños grupos, como si fueran familias”, puntualizó María Elena Martínez.

 

 

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Autor : 
Filiberto Cruz
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