CIUDAD DE MÉXICO, 8 de enero.- En un día como hoy, pero de 1935, hace justo 79 años, la música vió nacer a su indiscutible Rey del Rock en el modesto pueblo de Tupelo, Misisipi, y aquel bebé de nombre Elvis Aaron Presley se erigiría no sólo como el monarca de un género que se mantiene desde entonces, sino como un icono de la cultura estadunidense del Siglo XX.
Juzgar a un hombre por su acto más débil es como juzgar el poder del océano por una única ola", expresó Elvis Presley.
Amado hasta la idolatría, al grado que posee su propio credo e Iglesia Presleyteriana desde 1998, y para sus feligreses no murió el 16 de agosto de 1977, sino sigue vivo en algún remolque de algún lugar remoto de la Unión Americana, donde hoy apagaría 79 velas y de postre tomaría, su platillo favorito y aportación a la gastronomía estadunidense: el Emparedado Elvis, consistente en un sándwich de plátano, tocino, mantequilla de cacahuete y miel.
América ha aportado a la historia el básquet, la Coca-Cola, Mickey Mouse y Elvis Presley", sentenció el escritor y crítico musical Jerry Hopkins.
Vivió como su apodo lo sentenciaba, como un auténtico rey, con su esplendor y decadencia, hasta los 42 años colmados de toneladas de escándalos, misterios y desinhibidas chicas, así como de comida y drogas que acabaron con la inquieta pelvis y el rostro del apuesto galán, pero respetaron el rango vocal, entre barítono y tenor, que enviaba a la Luna a las mujeres de su época, aún antes de que el astronauta Neil Armstrong fuera el primero en caminar por el satélite natural de la Tierra.
Entre más caía al suelo, más representaba un Dios para sus fans. Era el rock & roll: la grandeza, la liberación sexual y la controversia. Elvis se comió a Estados Unidos antes de que Estados Unidos se lo comiera a él", advirtió Bono, de U2.
Hay muchos creyentes de Elvis que juran que no caminó por el túnel hacia la luz del más allá y hoy es un rechoncho abuelo que cambió la fama por la leyenda, el dinero por la paz y las bellas mujeres por... Bueno, hay cosas que nunca cambian.
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