
LOS ÁNGELES, 14 de febrero.– ¿Cuál fue la primera reacción cuando te dijeron que te convertirías en el nuevo RoboCop? La pregunta provoca un par de sonrisas en el actor sueco Joel Kinnaman, quien desde un lujoso y minimalista salón de un hotel en Los Ángeles, decide compartir una anécdota con Excélsior:
“Estaba filmando The Killing en Vancouver, así es que durante tres semanas viajé a Los Ángeles para hacer audiciones, después de la tercera, mientras descansaba en la casa de mi novia, mi mánager me llamó para darme la noticia de que tenía el papel.
“Entonces mi novia y yo empezamos a gritar, a abrazarnos y a brincar de felicidad. Luego corrimos hacia su alberca mientras me gritaba:
“¡Sí!, ¡Eres RoboCop! ¡Vamos a saltar a la piscina!
“¡Sí! ¡Brinquemos! ¡Soy RoboCop!”, le respondió Kinnaman mientras corría hacia el agua.
Un par de metros detrás, Joel vio cómo se sumergió en la piscina, pero antes de secundarla, decidió tocar el agua con la punta de su pie.
“¡Estaba helada! Entonces dije: mmmm, creo que mejor no me voy a meter. Ella se quedó mirándome y diciendo: ¿En serio? ¿Este es RoboCop?”, recordó el actor entre risas que se convierten en carcajadas contagiosas.
El antagonista de la popular serie The Killing, que define como el auténtico programa de zombies y muertos vivientes, ya era un auténtico fanático de RoboCop, personaje creado por Edward Neumeier y Michael Miner en los años ochenta, y que fuera inmortalizado por el cineasta Paul Verhoeven en la versión fílmica de 1987, que incluso generó dos secuelas más.
Cumple su sueño
Kinnaman tiene razones para comprobar su fanatismo.
“De niño, mi mamá pensó en llevarme a terapia porque me la pasaba moviéndome como RoboCop y ella estaba muy preocupada.
“Era un gran fan de la película original y de todo el cine de Paul Verhoven. Esa película la he visto unas 20 o 25 veces de niño y adolescente, así es que ya me encantaba.”
Lo que nunca se imaginó es que los estudios Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) y Columbia Pictures, respaldando las ideas del director José Padilha, lo elegirían como protagonista absoluto del remake de RoboCop.
“Cuando me dijeron que estaban preparando una nueva versión pensé que la vería en el cine, pero no que sería para mí.
“Todo cambió cuando escuché que José Padilha estaría al frente, de inmediato me interesó, porque había visto su documental Ônibus 174,Tropa de Elite y sabía que era uno de los grandes cineastas, que siempre lleva a la pantalla algo interesante o político.
“Después, cuando me contó su visión de la película, la historia que quería contar utilizando el concepto de Robocop, me apasioné por completo” añadió el actor, desbordado de emoción.
Su entusiasmo, además de la dirección del cineasta brasileño, proviene de la premisa que plantea la historia en la que se basa la película: un policía cuya vida es destrozada por criminales y que tiene, como único recursos de superviviencia, la intervención médica y el implante de tecnología en gran parte de su cuerpo.
“Esta película es una de esas raras oportunidades de tener una gran cinta de acción y poder plantear algunas preguntas filosóficas e incluso políticas, como la inteligencia artificial y hasta dónde la tecnología debe ‘invadir’ al ser humano.
“Es algo con lo que tendremos que lidiar y que sucederá cada vez más en las ciencias médicas, en las que hay pros y contras, pero se trata de tomar la decisión de cómo queremos vivir nuestras vidas”, agregó el nórdico, quien señaló como su gadget favorito a su iPhone 5 S.
Entre la ambición y la moral
En la producción de 100 millones de dólares que se estrena el viernes 14 de febrero, también vemos el dolor humano que sufre su esposa (Abbie Cornish), el debate médico moral del científico que puede salvarle la vida (Gary Oldman) y la ambición del presidente de poderoso corporativo (Michael Keaton), que quiere usar al hombre robot para hacer negocio con el gobierno.
“Él es una víctima en la situación. Se convierte en una herramienta de publicidad y propaganda para esta compañía multinacional que necesita una cara humana, para simular que el hombre, dentro de la máquina, es quien toma las decisiones.”
Al final, además de los 100 minutos de diversión y efectos especiales –algunos de ellos no tan bien logrados– la intención de RoboCop, según Kinnaman, es generar un debate alrededor de las hipótesis que se plantea.
“La historia transcurre en 2028, pero hay a pesar de eso, muchas preguntas que quedarán sin respuesta, que tienen que ver con las guerras, los robots, los seres humanos... Conceptos e ideas peligrosas, pero de las que creo que es necesario que empecemos a hablar.”
El actor se despide estrechando la mano, y, paradójicamente, levantando de la mesa un cigarro electrónico, de los que utilizan las personas para dejar de fumar.
–¿Estás dejando de fumar?, se le pregunta.
“No, lo dejé hace dos años. Ahora sólo fumo esto, y me funciona.”
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