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“Errores de los libros exhiben a funcionarios”

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CIUDAD DE MÉXICO, 10 de agosto.- Más allá de la falta de una letra, de poner un acento de modo incorrecto o de cambiar una “c” por una “s”, los errores ortográficos e imprecisiones en los 233 millones de libros de texto gratuitos que distribuyó la SEP revelan las deficiencias formativas que tenían los funcionarios medios y altos de esa secretaría en el sexenio de Felipe Calderón.

Expertos en diseño de contenido y edición de libros, así como ex funcionarios de la misma SEP coincidieron en que las fallas ortográficas demuestran la ligereza e incapacidad que tuvieron los directivos de la administración pasada.

“No fue un simple error de ortografía, más allá de eso, lo que se esconde detrás de los errores en los libros es la ligereza con la que tomaron su responsabilidad y para con la educación de México”, aseveró Lorenzo Gómez Morín, ex subsecretario de Educación Básica y profesor investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).

En ello coincidió la especialista en textos de educación y actualización para docentes, Eleonora Achugar Díaz, con maestría en Creación Literaria por la Universidad de Texas, quien señaló que si la misma SEP elaboró esos libros con errores eso revela la pobre calidad educativa que se enseña en México.

“Si el propio organismo supervisor de la educación del país no pudo detectar esos errores, eso demuestra la crisis educativa en México”, apuntó la autora de libros de texto de secundaria y bachillerato, tras aclarar que es importante hacer hincapié en que esas fallas las cometieron los funcionarios del gobierno anterior y por ende son quienes deberían ser sancionados.

En tanto, Olac Fuentes Molinar, ex subsecretario de Educación Básica, subrayó que no sólo es “penoso, grave y lamentable” que los libros tengan imprecisiones o fallas en la ortografía, sino que se refleja “el descuido y desdén” que tuvo la SEP en la administración pasada al permitir la impresión de libros con “enormes deformaciones de tipo pedagógico”.

Entrevistados por Excélsior, los expertos en temas educativos puntualizaron que los errores en los libros reflejan la falta de capacidad, “pero también la falta de interés en la calidad de los libros de texto que habían sido modelo en México y América Latina”, recordó Gómez Morín, quien fuera subsecretario de Educación Básica en el periodo de 2001 a 2006.

Ante ello, consideró “una vergüenza” que en unos cuantos años los libros que distribuye la SEP a todos los alumnos de preescolar, primaria y secundaria “hayan caído al nivel en el que ahora están, debido a la falta de atención de las autoridades de la secretaría en ese momento”.

Eleonora Achugar, especialista en diseño pedagógico de contenidos de libros escolares, apuntó que los errores en los textos que recibirán los 26 millones de estudiantes de educación básica son algo que “evidencia la falta de preparación y formación de funcionarios administrativos, porque no hay que olvidar que muchos de ellos, tanto mandos bajos, medios y altos de la SEP también carecían de la preparación necesaria para estar en esos puestos, sobre todo en el sexenio pasado; fueron funcionarios que demostraron tener deficiencias”.

Si bien es cierto que los docentes tienen problemas para mejorar la enseñanza en educación básica y que por ello se suele poner el acento de la crisis educativa en la falta de preparación de los maestros, la especialista subrayó que los errores ortográficos en los libros de texto son un claro ejemplo de la impericia que tenían los funcionarios anteriores.

“Lo que preocupa es que las fallas en los libros demuestran cómo los funcionarios tenían carencias de formación, porque la ortografía no es sólo para especialistas en español, sino que todo profesionista debe tener mucho cuidado al escribir”, añadió.

Gómez Morín consideró como “gravísimo” saber que los contenidos de esos libros sean de tan baja calidad pedagógica y que la autoridad encargada no sólo de la educación de los niños, sino responsable del curriculum y de los materiales educativos haya cometido “una pifia de esa magnitud, por lo que alguien tiene que hacerse responsable por eso”.

Al comparar los textos que la SEP distribuía antes de que el yerno de Elba Esther Gordillo, Fernando González, fuera el subsecretario de Educación Básica, Gómez Morín aseguró que había calidad en la edición, porque el armado del libro, la presentación de las ilustraciones, así como el tipo y tamaño de letra facilitaban el aprendizaje de los alumnos.

Sin embargo, los textos que se repartieron por primera vez en 2011, luego de la Reforma Integral de la Educación Básica, “editorialmente son malísimos”, pero lo más grave fueron los contenidos, sobre los que muchos especialistas alertaron, pero fueron ignorados por la SEP.

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Autor : 
Lilian Hernández
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