
CIUDAD DE MÉXICO, 7 de enero.- La pobreza, el hambre, el miedo, la aridez de la tierra, la violencia y la muerte son algunos protagonistas del universo de Juan Rulfo, quien con sólo dos obras se ha encumbrado como uno de los fundadores de la narrativa mexicana moderna y una figura en el ámbito hispanoamericano.
El creador de Pedro Páramo y El llano en llamas, que hoy cumple 28 años de muerto, es recordado por haber sabido transmitir de forma realista el ambiente rural de sus novelas y sobrepasar el estilo costumbrista que realzaba las bellezas del campo.
De acuerdo con especialistas en su obra, “su narrativa innovadora y natural que atrapa al lector en el relato es resultado de un lenguaje sencillo, propio de los pueblos que lo inspiraron”.
Juan Nepomuceno Pérez Rulfo Vizcaíno nació en Sayula, Jalisco, el 16 de mayo de 1917. Su infancia transcurrió dentro de los últimos años de la Guerra Cristera (1926-1929), destaca la Enciclopedia Británica.
PREMIOS: Ganó el Premio Nacional de Literatura de México (1970) y el Asturias de las Letras (1983)
Debido a la temprana muerte de su padre, en 1923, y la de su madre en 1927, el escritor fue trasladado a un internado en la ciudad de Guadalajara.
Luego, una huelga de la Universidad de Guadalajara le impidió sumarse a sus filas, por lo que decidió trasladarse a la Ciudad de México, pero tampoco pudo ingresar a UNAM, por lo que sólo asistió como oyente a unos cursos de Historia del Arte en la Facultad de Filosofía y Letras de esa casa de estudios.
Se sabe que hacia 1934, Rulfo trabajó como agente de inmigración en la Secretaría de Gobernación. Luego de cuatro años, debido a comisiones de servicio, comenzó a viajar por varias regiones del país.
Expertos en su obra destacan que fue en esa época en que Juan Rulfo publicó varios cuentos en revistas literarias como América y Pan, mismos que cobrarían relevancia con el paso del tiempo.
La revista capitalina América se convirtió en una de las publicaciones más importantes en la vida de Rulfo, ya que para 1949 —con apoyo de su amigo Efrén Hernández— se dieron a conocer sus imágenes por primera vez. Su relación con Clara Aparicio, con quien contrajo matrimonio y tuvo hijos, quedó registrada en su obra Aire de las Colinas. Cartas a Clara. La novela fue publicada en el año 2000.
En 1952, luego de renunciar a su trabajo como fabricante de neumáticos, obtuvo la primera de dos becas (1952-1953 y 1953-1954) que otorgó el Centro Mexicano de Escritores (CME). Su fundadora, Margaret Shedd, fue el personaje determinante para que Juan Rulfo pudiera publicar El llano en llamas (1953).
La publicación recopila siete cuentos publicados con anterioridad en la revista América y ocho más inéditos. Con el tiempo, se convirtió en uno de los libros en español más traducidas.
A unos días del cumpleaños número 38 del escritor mexicano, su novela Pedro Páramo (1955) fue publicada.
Entre 1956 y 1958, termina de escribir su segunda novela, El gallo de oro. Aunque otros de sus biógrafos tienen registro de su realización en 1963 y 1964. El libro no se publicó sino hasta 1980. El legado de Rulfo también incluye guiones cinematográficos, entre los que se incluyen títulos como Paloma herida (1963) y La fórmula secreta (1965).
Su obra ha sido inscrita dentro del género del realismo mágico, e incluso, se ha llegado a estereotipar como indigenista. Además, sus biógrafos relacionan su obra con la tradición de la literatura de la Revolución Mexicana, al lado de figuras como José Revueltas (1943).
Para el cronista mexicano Carlos Monsiváis (1938-2010), en la cultura nacional “Juan Rulfo ha sido un intérprete absolutamente confiable… de la lógica íntima, los modos de ser, el sentido idiomático, la poesía secreta y pública de los pueblos y las comunidades campesinas, mantenidas en la marginalidad y el olvido…”.
—Con información de Notimex
mca

