
CIUDAD DE MÉXICO, 1 de abril.- Para una amplia sección del público de la televisión abierta nacional pareciera que cuando un actor que goza de popularidad deja de aparecer al aire, se encuentra alejado del medio porque no está trabajando o porque algo le sucedió.
Esto fue lo que le pasó a Andrés Bustamante El Güiri Güiri, quien después de hacerse conocido con personajes como Timo, Ponchito, Dr. Chun-Ga, El Hooligan, Greco Morfema y Mambru Molotov, entre muchos otros, dejó de estar a cuadro por largos periodos, por lo que su público cree que no está trabajando.
"De repente mucha gente me dice: ‘qué bueno que ya va a regresar después de tanto tiempo que no ha hecho nada’, la televisión es una vitrina tan abrumadora que cuando te sales de ella pareciera que te desapareciste, que no estás haciendo nada, que te fuiste o algo le pasó a ese güey, pero he de decir que de todos los años que tengo de carrera, donde menos he trabajado es en la tele.
"En los últimos 20 años no he aparecido en la televisión, una que otra cosita, una invitación de vez en cuando, lo de los mundiales y los Juegos Olímpicos cada dos años y ya. En ese inter yo trabajo mucho, doy shows personales, hago producciones propias, tengo presentaciones, doy conferencias, utilizo a mis personajes, estoy chambeando, pero eso no tiene la difusión de lo que haces en la televisión, yo sigo trabajando", comentó Bustamante.
Enfocado en El Crimen del Cácaro Gumaro
La última vez que se le vio al aire al comediante, de más de 25 años de carrera, fue en 2010, cuando hizo una inesperada aparición en el programa Primero El Mundial, en donde dio vida a Ponchito y compartió la pantalla con Víctor Trujillo, en su personaje de Brozo. Hoy Bustamante tiene todos sus sentidos puestos en un nuevo proyecto, El Crimen del Cácaro Gumaro.
La cinta dirigida por Emilio Portes y producida por Daniel Birman, marca el debut en la pantalla cinematográfica de Andrés Bustamante como actor y guionista de la misma, donde dará vida a Don Cuino Meléndez, el presidente municipal de San Miguel Güepez.
"Siempre había dicho que me hacía falta entrarle al cine, tenía muchas ganas, pero esto no fue iniciativa mía, a mi me habló en 2009 Daniel Birman, que quería ver qué onda para una cinta. Andaba buscando a alguien que pudiera escribir una película en la que se hiciera referencia a otras cintas, que se hicieran parodias; yo quería entrarle al cine con algo que fuera completamente mío en el sentido de mis personajes, fue muy suave el acercamiento que tuvo Daniel conmigo, y sin hablar de dineros ni nada el proyecto empezó a agarrar una onda muy padre.
"Decidimos cambiarle un poco que no sólo fueran parodias, sino que tuviera una historia, entonces ya con el paquete en mis manos pensé que necesitaba a alguien chido para que me ayudara y a Armando Vega Gil lo conozco desde hace mucho tiempo, hemos hecho muchas cosas juntos para la tele, y luego se unió a la escritura y dirección Emilio Portes, entonces ya con su visión de lo que se puede y lo que no ha sido padrísimo y me parecer increíble cómo ha fluido el proyecto", agregó el comediante durante la pasada filmación de la cinta en Coyoacán.
Una de las condiciones que Bustamante puso para involucrarse en el proyecto fue que no actuaría, sino que se dedicaría exclusivamente al guión, junto con Vega Gil; sin embargo, la lectura del mismo con algunas de las características de los personajes fueron llevando al creador del Dr. Clonzález a involucrarse cada vez más con Don Cuino Meléndez, desde su personalidad hasta cómo sería físicamente.
"Para distinguir los personajes les íbamos poniendo voces, de repente comencé a hacer la voz del presidente municipal, y un día Daniel y Emilio me dijeron que ya no veían a otra persona haciendo ese personaje y bueno al final lo terminé haciendo", relató.
Un político especial
"La onda física fue como un juego en un espejo, me puse a pensar cómo sería y las características de los presidentes municipales y de los políticos en general. Pues un poco, por el guión, es corrupto, maneja el engaño, la simulación de hacerle creer a la gente que la está ayudando, pero en realidad está sacando provecho de ellos, entonces tenía que ser un personaje medio conspicuo, que se viste bien, que usa anillo, que usa un buen reloj que da la finta de que es caro.
"Es un pueblo medianamente humilde y este cuate siempre está vestido súper elegante, entonces lo vas viendo y piensas: ‘debe de tragar bien’, entonces tiene que ser panzón, y ya se quedó calvo, pero se pone un peluquín para que no parezca, esa onda del lente oscuro es como de los líderes de antes, es un político retro como de Díaz Ordaz o Fidel Velázquez, que aunque esté adentro trae medio polarizado el lente", explicó.
Con toda la disposición, Andrés Bustamante detuvo cualquier proyecto alterno para enfocar toda su atención en El Crimen del Cácaro Gumaro, del cual ha aprendido mucho sobre el proceso de realización además de que ha disfrutado de la libertad que el cine tiene para expresar cualquier pensamiento que se quiera.
"El cine es el lugar en el que más libertad hay para poder levantar y hacer funcionar una idea porque nos juntamos unos cuates y nadie nos vino a decir si se podía o no se podía decir o hacer cierta cosa, Daniel Birman pudo levantar el proyecto y eso está bien chido. Vengo súper humilde a aprender la onda, para ver cómo es, quiero ver, quiero aprender, quiero entrarle al asunto con todos los sentidos.
"Sí, hay una crítica política y denuncia pero el espectador la tiene que entresacar de entre las líneas, el hecho de que yo sea un presidente municipal corrupto en México pues ya lleva un señalamiento, pero lo que queríamos es que fuera un poco ácido el asunto con dejos del humor que yo siempre he manejado y creo que la gente se va a dar cuenta de los gags, lo que queremos es que sea medio irreverente, que nos atrevamos a hacer cosas, aquí sin ningún empacho pasamos de un tipo de comedia a otro", agregó.
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