
LONDRES, 11 de abril.- El premio Nobel de Medicina británico Robert Edwards, considerado el padre de la fecundación in vitro, falleció ayer a los 87 años de edad, anunció su universidad.
“Con gran tristeza la familia anuncia que el profesor sir Robert Edwards (...) falleció tranquilamente mientras dormía el 10 de abril de 2013 tras una larga enfermedad”, señaló el comunicado de la Universidad de Cambridge, a la que seguía vinculado.
Su mayor éxito, logrado en colaboración con el también difunto Patrick Steptoe, fue el nacimiento en 1978 de la primera bebé de probeta, la británica Louise Brown, quien siempre se refirió a Edwards como su abuelo.
Se calcula que cinco millones de niños han sido concebidos desde entonces gracias a la fecundación in vitro, que consiste en fertilizar un óvulo en el laboratorio, y dejar que el embrión empiece a desarrollarse antes de implantarlo en el útero de una mujer.
Las investigaciones de Edwards, que comenzaron a mediados de los años 50, fueron recompensadas en 2010 con el Premio Nobel de Medicina.
Pero el biólogo, que por aquel entonces llevaba ya varios años retirado, no pudo ir a recoger su premio a Estocolmo por motivos de salud y envió en su lugar a su esposa Ruth, madre de sus cinco hijas.
Al año siguiente, fue nombrado caballero por servicios a la biología reproductiva humana.
“El reconocimiento formal llegó tarde, pero su trabajo tuvo un impacto enorme en todo el mundo”, subrayó la Universidad de Cambridge, en cuyo departamento de Fisiología trabajó durante largos años.
Esta tardanza se debió en parte a la polémica que rodeó el trabajo del científico, criticado por “interferir con la vida humana” por la Iglesia católica, los medios de comunicación, los gobiernos e incluso por otros miembros de la comunidad científica.
El propio Edwards relató una vez que había sido tratado de loco. “Nadie quería asumir riesgos éticos. Me dijeron que los niños no serían normales”, explicó.
Nacido el 27 de septiembre de 1925 en la localidad de Batley, cerca de Leeds (norte de Inglaterra), sirvió en el ejército británico de 1944 a 1948, antes de iniciar estudios de biología en la Universidad de Bangor (Gales) y luego en Edimburgo (Escocia), donde se doctoró en 1955 con una tesis sobre el desarrollo embrionario de los ratones.
Tras un primer empleo en el Instituto Nacional de Investigación Científica en Londres, comenzó a trabajar en 1963 en la Universidad de Cambridge, donde cinco años después vio por primera vez vida creada fuera del útero.
“Nunca olvidaré el día que miré dentro del microscopio y vi algo extraño en los cultivos”, dijo Edwards en 2008. “Lo que vi fue un blastocito humano mirándome fijamente. Pensé: lo conseguimos”, agregó recordando su descubrimiento de 1968.
Una década más tarde, el 25 de junio de 1978 nacía Louise Brown, fruto de la primera fecundación de ovocitos por espermatozoides en un tubo de ensayo, en un parto rodeado del más absoluto secreto para escapar al acoso de los medios de comunicación.
En 1980, Edwards y Steptoe fundaron Bourn Hall, la primera clínica de fertilidad del mundo, donde continuaron perfeccionando su procedimiento, con más de diez mil bebés nacidos hasta la fecha en ese lugar.
Los nacimientos
Desde 1978 el mundo echó mano de este procedimiento.
Louise Brown es la primera bebé procreada a través de la fecundación in vitro. Nació en 1978 en Reino Unido.
De acuerdo con la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología, hasta 2011 se concibieron en el mundo cinco millones de bebés por medio de la reproducción in vitro.
La misma organización revela que 350 mil bebés nacen al año en el mundo por ese procedimiento.
Aunque al año se llevan a cabo 1.5 millones de procedimientos de fecundación in vitro en el mundo, no todos resultan exitosos.
Cada año en Estados Unidos nacen 58 mil bebés in vitro.
De acuerdo a The New York Times Israel es el país con más alto índice de usuarios de ese método.
El Instituto Nacional de Salud de EU aclaró que aunque el costo de un tratamiento es muy variable, en ese país puede costar entre 12 mil y 17 mil dólares.

