DORTMUND, Alemania, 25 de abril.- El Borussia Dortmund tomó impulso hacia la final de la Champions League al vencer por 4-1 al Real Madrid en la noche más gloriosa del polaco Robert Lewandowski, autor de un sensacional póquer de goles.
El equipo de José Mourinho sucumbió en la apertura de la semifinal no sólo ante las excelencias de Lewandowski, sino ante su propia incapacidad. Le faltó juego y carácter, precisamente lo que le sobró a un Borussia Dortmund que pone la Champions al borde de una final alemana junto al Bayern Múnich.
La puesta en escena del Real Madrid fue la misma de cada viaje que hace a Alemania, la de un equipo impresionado por el fuego rival y que ve el balón como si fuera una bomba de relojería. El Dortmund lo detectó y se fue por la presa como una fiera.
Empujado por el espectacular aliento de la grada, el conjunto alemán vivió en campo del Real Madrid durante los primeros 15 minutos, distrayendo y esperando la subida de los laterales para generar espacios. Le ayudaba el Real Madrid, regalando balones como un amigo fiel.
A los ocho minutos llegó la primera anotación del juego. Reus centró desde la izquierda con la pierna contraria, el balón se fue cerrando, Pepe no vigiló su espalda y apareció Lewandowski para rematar a la red desde cerca. La afición local explotó.
El tanto afianzó las opciones del Borussia Dortmund, que progresivamente fue replegándose hasta regalar el mando del balón. Dio la impresión de que era algo estudiado, pues todo el mundo sabe que el Real Madrid no es un equipo que se sienta especialmente cómodo llevando la iniciativa. Lo que sucede es que el equipo alemán también dejó de generar peligro al área blanca.
El equipo de Mourinho no disparó a la portería hasta los 23 minutos, con una falta lejana de Cristiano Ronaldo. Pero tampoco se volvió loco buscando el empate, como si presintiera que su momento llegaría antes del descanso. Y así sucedió.
Pocos equipos hay como el Real Madrid que penalicen tanto el error del contrario. Éste llegó a los 43 minutos, cuando Mats Hummels se enredó y dejó el balón franco en los pies de Gonzalo Higuaín. El argentino tuvo la sangre fría de esperar la llegada de Cristiano Ronaldo, quien recibió el balón simplemente para empujarlo a la red.
Lo que ocurrió después, en la parte complementaria, fue una pesadilla para los blancos. Vivir sólo de errores ajenos no sirve en unas semifinal europea. Y más sabiendo que esos errores también los puede cometer, como ocurrió en el segundo tiempo.
A los 50 minutos, fabricó mal el fuera de juego y Lewandowski pescó el gol ante las injustas protestas de los blancos. Cinco minutos después el ariete polaco dejó sentado a Pepe, muy mal durante todo el choque, para hacer su tercer tanto.
Superado en entusiasmo, calidad, ambición y concentración, al Real Madrid no le quedó otra que ir a buscar el partido, pues tenía la eliminatoria en una situación mucho más que peligrosa. Todavía lo estaría más diez minutos después.
Con el Real Madrid deso-rientado y distraído en la lateral izquierda, Reus entró en el área y cayó acosado por Xabi Alonso. Para el árbitro fue penal y Lewandowski completó su noche de gloria al anotar el lanzamiento. El jugador polaco dio la razón a Josep Guardiola, que parece quererlo para el Bayern Múnich. Dio un recital y la defensa blanca nunca encontró fórmula para desactivarlo.
A falta de soluciones tácticas, Mourinho ofreció cambios de jugadores, con las entradas de Ángel Di María y Karim Benzema, pero eso no se desactivaría a un equipo tan bien trabajado como el Borussia Dortmund, único invicto en la Champions League.
El final del encuentro fue un ejercicio de impotencia de un Real Madrid que está obligado a la épica si quiere remontar la eliminatoria que ahora parece muy lejana. En el horizonte aparece una final alemana entre el Borussia Dortmund y el Bayern Múnich, salvo una gesta española en la próxima semana.








