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Damián Ortega representa a México en Venecia

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CIUDAD DE  MÉXICO, 28 de abril.- En medio de una época digital, de herramientas tecnológicas, Damián Ortega (Ciudad de México, 1967) cuestiona sobre la esencia de los objetos, el origen de su funcionamiento, la estructura de su construcción, la mecánica de su uso.

Se trata de una manera de entender la mínima expresión de los objetos del entorno, ya tan cotidianos que pasan inadvertidos. En cierta medida a ello respondió la pieza Cosmic Thing que presentó en la exposición El cotidiano alterado, curada por Gabriel Orozco para la Bienal de Arte de Venecia 2003.

Ahora vuelve a ese encuentro artístico, uno de los de mayor proyección internacional, con la pieza Sistema de comunicación, que se insertará en la exposición oficial, titulada Palazzo enciclopédico, curada por Massimiliano Gioni y con la participación de 154 artistas de 37 ciudades.

La instalación se integra de una treintena de teléfonos públicos, en su composición “primitiva”, desplegados alrededor del jardín central, en espera de que las personas al transitar se animen a establecer una comunicación sencilla con un desconocido.

No hay ninguna instalación eléctrica ni sistema de telefonía. Es, explica Ortega, un simple principio mecánico de comunicación a través de “tuberías”; con lo que se busca establecer un intercambio de ideas y contacto con el otro, una conversación al azar.

“Me gusta mucho la idea de la multiculturalidad, y este momento en donde se hace un compendio de miles de personas viajando de distintos países con distintos idiomas y llegan a un mismo lugar y se comunican. Quería jugar con esa comunicación a veces al azar y el espacio es un jardín donde por lo general la gente se sienta a descansar, entonces va a estar una especie de sorpresa de empezar a hablar con alguien que no sabes quién es”, detalla.

En entrevista con Excélsior, quien ha expuesto en el Centre Pompidou, en París, y en el Guggenheim, en Nueva York, dice que la pieza, inédita, sigue la tendencia de su trayectoria artística en el sentido de analizar el vínculo entre los objetos; la correlación de elementos dentro de un sistema de comunicación.

De hecho, en el trabajo de Ortega se distingue una visión crítica del entorno que, en cierta medida, trae desde su tiempo como caricaturista en periódicos nacionales. A ello responde que presente elementos y temas de la vida cotidiana, como juguetes, objetos orgánicos, instrumentos o muebles, pero resignificados.

Así lo hizo con el Volkswagen sedan desarmado y suspendido en el aire que presentó en 2003 en Venecia. En esta ocasión pone en análisis el reconocimiento de uno a través del contacto con un extraño y cómo esta relación contribuye al funcionamiento de un esquema mayor de vínculos.

“Es buscarse en los otros, reconocerse, reflejarse, medirse y convivir en la gran fiesta humana”, agrega de la pieza que trabajó durante su residencia en Berlín 2006-07, pero que entonces quedó en boceto hasta ahora que Gioni lo invitó a participar en la colectiva que ofrecerá un panorama del conocimiento del mundo.

Para el también editor de Alias lo interesante en un contexto de comunicación instantánea y virtual es regresar a los principios básicos del encuentro con las personas, del intercambio de ideas; donde el medio pierde sentido ante el contenido.

Además del carácter lúdico de la pieza, una constante en las obras de Ortega, ésta también se caracteriza por la fusión de disciplinas; una impureza de técnicas que responden en gran medida a que su trabajo atiende más a conceptos y teorías que a disciplinas.

“Es una ventaja eso de no tener una técnica porque tengo más libertad con el desarrollo de mis ideas, de los conceptos teóricos, y se va dando de manera natural la conjugación de ciencias; a veces hay biología, física, arte, tecnología, investigación”, afirma quien ha participado en otras bienales como la de Berlín y Sao Paulo, y cuya obra forma parte de colecciones como la de la Tate Modern de Londres.

Si bien Ortega reconoce que la invitación para participar en la colectiva fue un “poco tarde”, asegura que la pieza se integra bien al discurso curatorial de Gioni, quien se inspiró en el modelo de un sueño utópico de Marino Auriti que representa a su “Palazzo enciclopédico”: un museo imaginario destinado a albergar todo el conocimiento del mundo en un edificio de 136 pisos que se construiría en Washington.

“Borrando la línea entre artistas profesionales y aficionados, forasteros y conocedores, la exposición tiene un enfoque antropológico para el estudio de las imágenes, centrándose en particular en las esferas de lo imaginario y las funciones de la imaginación”, dijo Gioni de la exposición en el anuncio oficial en Venecia, en marzo pasado.

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Autor : 
Sonia Ávila
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